De pensamientos absurdos...
Cuando me desperté era un cocodrilo. Quería comer serpientes pero mi miedo no lo dejaba. Me puse triste porque no era como todos los cocodrilos, los cocodrilos no les tienen miedo a las serpientes, los cocodrilos se las comen. Le conté a un amigo mi tonto miedo y me dijo que la mejor forma de superarlo era enfrentándome a él. Y así lo hice. No fue un buen día, las serpientes huelen el miedo. Me acerqué a ellas y me atacaron me dejaron casi sin vida flotando en el pantano.

Luego me desperté y era yo. Al frente mió estaba el cocodrilo y no le tuve miedo. ¿Qué me podría hacer un cocodrilo miedoso? Este se acercó a mí y de un solo bocado me tragó. Me desperté dentro de un cocodrilo.