Involución

Sumergidos en la paz de la hipocresía,
nos fundimos como amantes necrófilos,
en el halo de la verde inmensidad.

Somos hijos de la líbido,
hombres de tiempo sin tiempo.
Las horas se acaban,
la muerte nos llama.

Nuestras sombras primitivas nos condenan,
ya no hay luz, no hay nada más.
los colores pierden sus matices,
son fruto de la oscuridad

Somos el polvo que nos ciega,
sólo un lamento lunar.

Ojos amarillos

Homenaje a Augusto Monterroso y su famoso dinosaurio.



Era una noche cálida, se escuchaba el viento rozar las copas de los árboles. Todavía no sabía dónde me encontraba ni cómo había llegado hasta aquí. Decidí buscar un lugar cómodo y seguro donde pasar la noche. Encontré con una cueva, parecía un buen lugar para descansar hasta la mañana siguiente. Entré, un tanto cuidadosa, y me recosté. Estaba quedándome dormida cuando sentí una ráfaga de viento unida a un fuerte rugido y vi a mi lado dos enormes ojos amarillos. Me paré y corrí, al tropezarme con una roca me di cuenta que el dinosaurio ya no estaba ahí; sólo estaba la colcha que me regaló mi abuela por Navidad.